La urgencia visceral nos lleva a desempuñar la palabra para punzar contra una realidad opresora y alienante que degrada al ser humano hasta reducirlo a un mero ente autómata. De esta imperiosa necesidad surge Punza: un lugar para destronar palabras, sacarlas de la cómoda literalidad. Para que nos impregnemos de la fusión de literatura iconoclasta y desnaturalizante.